
Nuestra realidad hiperconectada nos obliga a enfrentar los desafíos tecnológicos de desarrollo software con una mentalidad abierta al cambio. Si quieres mejorar la productividad de tu entorno de trabajo, tendrás que tirar por la ventana los protocolos rígidos e innecesarios y abrazar la flexibilidad.
¡Aquí no es coincidencia que en Imagemaker nos abanderamos bajo Agile como una forma eficiente de desarrollar proyectos digitales!
Más que una metodología de gestión de proyectos, Agile es un conjunto de valores y principios que pone en el centro la participación activa, la flexibilidad ante los cambios, la comunicación fluida y los resultados demostrables.
Un buen liderazgo es clave para incorporar la agilidad exitosamente en las organizaciones: por lo mismo, en Imagemaker nos interesa ayudarte con 3 claves que te servirán para guiar tu ruta de acción.
1. Definir la gestión de trabajo ágil
Sabemos que dentro de la metodología y framework ágiles surgen dos modelos de gestión de proyectos populares. Probablemente, tú serás el encargado de evaluar cuál se acomoda mejor a tu equipo de trabajo.
Scrum define roles e iteraciones de trabajo llamados sprints, priorizando las reuniones diarias para mantener a todo el equipo involucrado con los mismos alineamientos. En cambio, Kanban se enfoca más en el uso de un tablero de tareas con fechas de entrega, dejando abierta la puerta para que las tareas cambien según estimen conveniente.
Tanto el framework Scrum como la metodología Kanban son muy utilizados en distintos tipos de equipos y proyectos. Lo más común es ver que Kanban se utiliza para áreas de soporte, equipos de incidencias o áreas de servicio, en donde llegan tareas a un backlog, se ejecutan y salen rápidamente hacia el cliente final. En cambio, Scrum usualmente se implementa en desarrollo de productos como sitios web, app mobile, software, o proyectos más definidos.
Conversa con el resto del equipo para saber sus impresiones y ver si Scrum o Kanban les entrega las mejores herramientas para la autogestión óptima. La idea es dejar el espacio para la organización propia, con mucha atención en la comunicación fluida que fomente el buen feedback.
¡Recuerda que tu equipo puede tomar elementos de ambos lados para crear una fórmula que más les acomode!
2. Piensa en los perfiles ideales de tu equipo multidisciplinario
¿Qué sería de un proyecto de desarrollo software sin sus integrantes? Agile entiende que todos los miembros del equipo cuentan con habilidades y capacidades diferentes, pero que todos comparten la misma pasión, curiosidad y disciplina necesarias para terminar un proyecto exitosamente.
Atraer a los perfiles Tech correctos es un arte que demanda transparencia y claridad de tus necesidades de negocio. Una buena forma de conocer a tu equipo o guiar tu proceso de contratación es a través de una matriz de habilidades. Esto te permitirá evaluar las competencias individuales enmarcadas en las necesidades del proyecto, clasificando las habilidades técnicas y blandas esenciales.
¿Buscas un nivel avanzado de conocimientos o puedes trabajar con alguien menos experimentado? Añádelo a la matriz de competencias para crear los perfiles ideales: las personas pueden mostrar fortalezas muy distintas entre sí, pero la clave está en armar un equipo que logre cubrirse las espaldas y potencie el trabajo conjunto.
Esta matriz de habilidades te permitirá reconocer si todos los miembros del equipo manejan las competencias requeridas. De existir un vacío, es posible tomar acciones como solicitar capacitación o incorporar a otro miembro para suplir esa carencia.
3. Revisa las restricciones del entorno
Las metodologías y frameworks ágiles están pensadas para enfrentar la adversidad y los cambios, pero siempre es buena idea evaluar en qué contexto estará trabajando tu equipo. Ya sea que colabores con Makers o cuentes con un equipo interno, los integrantes necesitan una buena cultura organizacional que potencie sus perfiles y los deje autogestionar el proyecto según estimen conveniente.
Las exigencias del proyecto, las expectativas del cliente y las limitaciones en recursos inevitablemente modificarán el camino. Ante este escenario, cualquier cambio significativo en la ruta debería evaluarse con cuidado para no comprometer la calidad del producto ni los tiempos de entrega de valor.
Pero la co-creación efectiva surge con la comunicación: Agile prioriza eventos frecuentes para aumentar la comunicación, fomentando la transparencia y adaptación de procesos al revisar progresos, recibir retroalimentación de los stakeholders o ajustar tareas. Tu equipo decidirá si les servirá reunirse diariamente o espaciar las reuniones en pos de la productividad, ¡pero jamás tienen que dejarse de lado!
Bonus: mantén la motivación grupal
Las metodologías y frameworks ágiles aceleran los procesos de trabajo, ¿pero cómo mantener el ritmo constante a lo largo del proyecto? La clave está en ver la motivación de los integrantes como el principal catalizador de la productividad.
El mismo Manifiesto Agile lo menciona como principio básico: entrégale a tu equipo el entorno y el apoyo necesario, además de facilitar el trabajo autogestionado. Si pones a personas motivadas en el centro del proyecto, el trabajo siempre se guiará hacia resultados concretos y de máximo valor al cliente final. ¡Así tendrás a tus clientes plenos y felices de recomendar tus servicios o productos!
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